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Entorno
Lugar privado, tranquilo, paciente,
allegados y equipo.
Contacto ocular y físico
Tiempo suficiente para responder
preguntas
Se pretende que la persona se sienta
segura y evitar interrupciones por el contexto
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Percepción del paciente
Conocer qué sabe el paciente sobre su
enfermedad.
Corregir información errónea y
adaptar las malas noticias al nivel de comprensión del paciente; es decir,
podremos personalizar la información, con lo que conseguiremos una mayor eficacia.
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Invitación
Pedir permiso para dar una mala
noticia.
Preguntarle hasta dónde quiere llegar
o si desea saber todos los detalles. Si la situación fuera más grave, como le
gustaría manejar la información.
Estar
atento a la respuesta del paciente: si responde abiertamente, es posible que
esté solicitando más información. Si responde “lo dejo en sus manos”
seguramente no quiera saber más.
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Conocimiento
Transmitir la información al nivel de
comprensión que tenga el paciente. Pequeños trozos para facilitar su
procesamiento
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Empatía
Es una actitud que se debe adoptar en
todos los pasos.
Reconocer la respuesta emocional
identificándola y respondiendo adecuadamente.
Permanecer
en silencia para permitir que el paciente procese la mala noticia y ventile sus
emociones. En ocasiones, ofrecer un pañuelo es una buena opción.
Identificar y etiquetar la emoción,
normalizarla, respetarla e indagar más allá mostrando apoyo.
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Estrategia de futuro
Después de recibir malas noticias,
los pacientes suelen experimentar sensación de soledad y de incertidumbre.
Una forma
de reducir la angustia del paciente es: resumir lo que se ha hablado, comprobar
que es lo que ha comprendido, formular un plan de trabajo y de seguimiento. El
equipo ha de ser accesible en todo momento.
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